Internet es una herramienta útil: supone la total democratización de los contenidos en el mundo virtual. Antes, el sistema establecía que era lo que se tenía que leer, que era lo “aceptado” dentro de un catálogo monótono de consagrados.
El ciberespacio muestra otras opciones de lectura, alejadas de las producciones tradicionales de autores muy conocidos, y a veces, excesivamente sobrevalorados: es la ventana de los noveles, es la oportunidad única de que la voz de los anónimos sea escuchada. Groenlandia y Cinosargo toman como referencia el poder de la red y la aplican a sus proyectos culturales, proyectos que nacieron hace dos años y que promueven, activamente, la difusión internacional de la cultura; mientras Groenlandia se encamina despacito por el complejo mundo editorial, la emprendedora Cinosargo ya se adelanta a todo tipo de publicaciones, destacando lo digital (revistas, poemarios, etc), comenzando a crear los impresos (tanto libros como plaquettes), y con un claro objetivo, idéntico al que persigue el equipo groenlandés: dar una oportunidad a los nuevos talentos.
A raíz de una reciente colaboración con poetas mexicanos de Guerrero, llegué a la conclusión de que es necesario mostrar a los lectores que, fuera de nuestro país, hay otras propuestas poéticas interesantes; sí, en territorio nacional hay excelentes poetas, sean de la generación que sean, esta cuestión es innegable, pero no se puede obviar que, al otro lado del océano, nuestros hermanos latinos también tienen mucho que demostrar. Al disfrutar con los versos de los artistas mexicanos y que en breve serán publicados, me interesé por Chile. Contacté con el director de Cinosargo y, en un acuerdo mutuo, optamos por un “intercambio” de poetas: Groenlandia edita en formato digital a los líricos chilenos, y Cinosargo publica un libro de las mismas características con autores españoles.
Ya tenía conocimiento, gracias a Groenlandia, de la significativa calidad de los textos – poéticos y narrativos - de los participantes chilenos; pero con esta antología damos un paso más y elaboramos una obra representativa, de tipo poético, de autores con voz y estilo propio. A pesar de la diversidad de la red, creo que hacía falta una publicación de esta índole: breve, con una pequeña selección de autores (el problema de las antologías, que tan de moda se han puesto, tan problemáticas, tan complejas, pero a veces, tan necesarias), heterogénea, de calidad (edición cuyo diseño cuenta por aportaciones fotográficas de colaboradores diversos), en cuyo interior queden patentes las inquietudes poéticas, universales y particulares al mismo tiempo: el desamor, la nostalgia, el desarraigo, la soledad, los sentimientos encontrados, las denuncias sociales, etc; hay otro tema que, a título personal, me ha llamado poderosamente la atención, y es esa peculiar relación de amor – odio que existe hacia la patria chilena: los poetas, muy seguros, se comprometen con su país, a pesar de sus paradojas.
Ha sido la propia Cinosargo la que ha recogido, para esta proposición antológica, a novísimos tales como Mauro Gatica, Carol Vega, Juan Podestá, Víctor Munita, Tito Manfred, Eduardo Farias, Daniel Rojas Pachas, Ashle Ozuljevic y Danitza Fuentelzar. Y Groenlandia ha tenido el honor de compartir poesía con admirables autores, de extraordinario nivel. La experiencia ha sido enriquecedora, y espero que la lectura de estos poetas sea interesante y entretenida para nuestros lectores, para que tengan una pequeña muestra de lo que se cuece dentro de la lírica hispanoamericana, y en concreto, con esta nueva antología, lo que se escribe en tierras chilenas.